KIEV: En el año 2003 hicimos el viaje más importante de nuestra vida, fue a Ucrania, y allí todavía no hacíamos fotos a los trenes, pero era impresionante la longitud de las escaleras mecánicas, parecía no acabar nunca, como si fueses a llegar al centro de la Tierra. No hay que confundir las entradas al Metro con los numerosos pasos subterráneos para cruzar las calles. Por el frío que hace en el país, la gente los aprovecha para vender las cosas más curiosas, pero más resguardados. Al estar ellos, hay pocos pasos de cebra en la superficie, así que una vez cruzamos una avenida ancha por medio de la calzada, y un policía nos pitaba y perseguía, menos mal que nos disculpamos, porque nos iba a poner una multa.
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